1a.P.2:6-7: “Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra
del ángulo, escogida, preciosa; Y el que
creyere en El, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis,
él es precioso; pero para los que no creen,
la piedra que los edificadores
desecharon, Ha venido a ser la cabeza
del ángulo”.
La Biblia nos enseña que lo
que fue al principio será al final (Ec.1:9-10), por eso es necesario que
estudiemos y observemos las cosas que hoy en día están sucediendo y nos daremos
cuenta que ya han pasado. La iglesia y
los líderes se enfrentan hoy en día a una amenaza llamada “Ecumenismo”.
Que no es más que la unión de todas las religiones con un propósito en común,
pero sacando la adoración a nuestro Señor Jesucristo.
Esto nos recuerda a la Torre
de Babel (Gn.11:1-9). El hombre en su perversidad y maldad, decidió hacer una
torre y un nombre, pero sacando la piedra angular que es tipificación de
Cristo.
La Religión Popular está
promoviendo una supuesta unidad de todas las religiones, con el plan engañoso
de traer paz y tolerancia. Se trata de un sincretismo religioso donde pueden
estar todas juntas en un mismo lugar, pero no se puede adorar a Jesucristo. Entonces
esto es sacar la principal piedra del ángulo (Sal.118:22).
El apóstol Pablo en las
epístolas pastorales les está advirtiendo a los líderes de la iglesia novia,
del peligro de los últimos tiempos (1a.Tim.4:1) en lo referente a la apostasía
y la perversidad de algunos llamados líderes. Quienes tratarán de desviar de la
verdad a muchos y traer confusión, como ocurrió en Babel.
La sana doctrina es el
antídoto contra todos estos movimientos perversos y que Pablo les hace énfasis a Timoteo y a
Tito. Donde les manda a mantener la fe y la buena conciencia (1a.Tim.1:19),
para no naufragar como algunos hicieron en su época y algunos hacen en estos
días. Un punto importante y que vemos en las epístolas pastorales, es la
elección de hombres capaces e idóneos para enseñar la sana doctrina a otros y
(2a.Tim.2:2) para preparar la nueva generación de modo que este lista al hacer
frente a los desafíos que se avecinan; entre ellos el ecumenismo y también la
apostasía.
El ecumenismo es hijo de la
apostasía. Personas que antes servían al Señor Jesús, hoy hacen alianza con
anatemas e idólatras. Por eso entiendo que la escritura de 1a.P.2:6-7, nos
habla que debemos creer en Jesús y en nadie más porque Él es la Piedra
desechada en el ecumenismo. Pero quien se mantenga creyendo no se será
avergonzado.