Por: DOMINGO RODRIGUEZ / laplumadelescriba
“En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen”. Mt.23:2-3
Durante nuestra
vida cristiana hemos escuchado muchas veces hablar de los enfrentamiento de
Jesús con los Escribas, Fariseos, Saduceos, etc. Y puede que en nuestra mente
se nos forme la imagen de que estos en sentido general estos siempre fueron perversos
y realmente no conocían a Dios. Que eran religiosos recalcitrantes y legalistas,
o puede ser que pensemos que todo el que profesaba estas corrientes religiosas
no merecían la salvación. Si estos son nuestros pensamientos, es posible que
estemos equivocados y es necesario que profundicemos un poco más en la Biblia,
donde de seguro encontraremos las respuestas.
Ni todos los Fariseos eran hipócritas, ni
todos los Escribas eran legalistas ortodoxos. La Biblia nos habla de algunos
fariseos que creyeron en Jesús (Jn.3:1; Jn.12:42; Hch.15:5). Por igual, los
Escribas, que no eran un grupo religioso, sino que eran los doctores o
intérpretes de la Ley (Mt.22:35, Luc.10:25), y esto podían ser parte de sectas
como los Fariseos, Saduceos o de los
Sacerdotes.
Pero quienes eran realmente los Escribas?
Cuál era su función en los tiempos a.C. y d.C? Siempre fueron legalistas y
distorsionadores de las Escrituras? Vamos analizar estas preguntas a la luz de
la Biblia y los que nos dice la historia para tener una idea.
Un poco de Historia:
En hebreo, el Escriba es el sófer. Primitivamente era
aquel que escribía las cartas, séfarim (2 Sam 11:14-15), después los libros (Dt
9:9 ss.; Ex 24:7), los salmos (Ps 45:1). Escribían con tinta sobre papiro y
sobre los ostraca; llevaban sus instrumentos atados a la cintura (Ez 9:2.3.11).
Como en Egipto, los Escribas fueron influyentes en las cortes de Judá y de
Israel: en tiempo de David lo fue Sérayah (2 Sam 8:17; 20,25), 'Élihoref y
'Ahiyyah en la época de Salomón (1 Rey. 4:3); después otros (2 Rey. 12:11;
18,18; 22:3; 25,19; Esd. 4:8; 7:6). Son también elementos importantes en la
constitución de las leyes (Dt. 16:18; 1:15), y en la transmisión de la historia,
de la sabiduría y de la profecía.
El tiempo del destierro
babilónico (586 a.C) fue propicio para la formación de otra clase de Escribas,
con una marcada nota religiosa. Después de la destrucción de las instituciones
culturales, los exiliados comienzan a vivir más intensamente la religión y
aparece, como punto de su preocupación por la Ley, la figura del «doctor de la
Ley». El destierro fue además ocasión de un contacto prolongado y profundo con
la civilización babilónica; p. ej., sufren la influencia en su calendario, y de
la Kéneset que será más tarde la sinagoga, nombre de origen mesopotámico. Los
Escribas de Babilonia eran especialistas de una escritura fascinante y
practicaban el arte de escribir y la ciencia de las palabras. Tal hecho influye
en los judíos, de modo que no es de extrañar que el sacerdote Esdras (v.), que
es el Escriba por antonomasia (Esd. 7:6) lleve a Jerusalén la idea de crear un
colegio para sacerdotes Escribas, según el modelo de los colegios sacerdotales
de Babilonia.
Así se comprende que la
influencia de los Escribas aumente desde el tiempo de la primera restauración
en la época persa a partir del 538 a.C. Mientras se restaura el Templo (v.) de
Jerusalén, los judíos se dedican al trabajo de la edición de los antiguos
oráculos de los profetas, de las antiguas leyes. Esdras al llegar a Jerusalén,
con el título de Escriba, ex funcionario de la corte Persa, consolida el
movimiento literario que termina en la edición de los libros sagrados del
pueblo de Israel, tanto la Ley como los Profetas (Toráh). A partir del siglo V
a. C. los Escribas contribuyen a la formación de la Edad de Oro de la historia
de la literatura hebrea, tiempo importante para la comprensión de la formación
e interpretación de los libros del A. T.
Después de la desaparición de los profetas
(año 400 a.C.), los Escribas se vuelven los maestros espirituales de los
restauradores en su meditación de las antiguas Escrituras. Esdras fue el
prototipo (Esd 7,6) y tiene sus seguidores en los sacerdotes levitas y los
sabios (Esd 7,10.25; Neh 8,7).
Durante la época griega coincidente con el mandato de la dinastía
seléucida, la función del Escriba es considerada como la más noble. Los Escribas
se organizan en la sinagoga (1 Mach 2,42; 7,12 ss.) y, poco a poco, se dividen
en las diversas tendencias del judaísmo como los saduceos, fariseos y esenios
(F. Josefo, Ant. XIII, 71 ss.; V. QUMRÁN; JUDAÍSMO I, IA; y voces respectivas);
principalmente estos últimos son los especialistas de la escritura. La función
del Escriba es la investigación, la enseñanza basada en la Escritura (Hechos
22:3) y participan de la corte judicial (Mi 2:4; Hechos 4:5). Los fariseos, fundamentan
su enseñanza en la exégesis del texto (midras) y en las tradiciones (Mt 15:2)
de donde se originarán los géneros de la Halakah y la Haggadah. Los Escribas
más conocidos son Hillel (v.) y Sammay (cerca 20 a. C.; v.), Gamaliel (cerca 35 d. C.; v.), Yóhanan
ben Zakkay (cerca 70 d. C.), Gamaliel II (90 d. C.).
En el Nuevo Testamento. Con el
nombre griego de grammateus el N. T. designa principalmente los Escribas del
judaísmo, relacionados con los fariseos (Mt 5,20; 7,29;, 11,25; 23,13; 1 Cor
1,20) y con la perspectiva apologética (Mt 9,3; 12,38; 15,1; 16,21; Mc 2,16;
3,22; 14,2; Lc 6,7; Hch.6,12; 23,9). Constituían una clase social perfectamente
definida en el cuerpo del pueblo judío y componían uno de los estamentos del
Sanedrín.
En el Tiempo de
Jesús:
Para la época de Jesús, los
Escribas (Que eran Fariseos o Saduceos) se habían convertidos en intérpretes
legalistas de las Escrituras. Daban una gran importancia a los elementos
ascéticos, mediante los cuales la nación estaba especialmente separada de los
gentiles. En su formulación, la piedad quedaba reducida a un formalismo
externo. Bajo ellos, la vida vino a ser una carga; ellos mismos intentaban
evadir algunos de sus preceptos (Mat_23:16
y ss; Luc_11:46); mediante sus
tradiciones, la Ley, en lugar de ser una ayuda en la vida moral y espiritual,
vino a ser un instrumento para impedir el verdadero acceso a Dios (Luc_11:52). De ahí las severas denuncias del
Señor contra ellos y contra los fariseos.
Al ver la afirmación del Señor
en Mateo 23:2-3: “En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y fariseos.
Así que,
todo lo que os digan que guardéis,
guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no
hacen”. Se refiere a una silla en la sinagoga reservada para
el maestro que enseñaba la ley de Moisés; la expresión significaba, por
extensión, la autoridad oficial en cuanto a la interpretación tradicional de la
Ley.
Jesús sabía que ciertamente
estos doctores de la Ley tenían la autoridad para enseñar, pero sus obras
decían lo contrario a lo que enseñaban. Se confabularon muchas veces en contra
del Señor, por asunto de interpretación de la Ley.
En Nuestro Tiempo:
Para el
tiempo que nos ha tocado vivir, un escriba es lo que viene siendo un teólogo o
maestro de la Palabra de Dios. La Biblia advierte acerca de maestros que
engañan a las ovejas y tergiversan la Verdad (2Ti.4:3, Stgo.3:1, 2Pe.2:1),
procurando amontonar seguidores para sí mismo. Estos “maestros” estarán, así
como los escribas y fariseos con Jesús, en contra de lo que practican la Sana
Doctrina.
Ahora bien, para aquellos como
Esdras que era «escriba diligente de la ley», «escriba versado en los
mandamientos de Jehová» (Esd.7:6) y que “había preparado su corazón para
inquirir la Ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus
estatutos y decretos” (Esd.7:10), para estos Dios tiene gran bendición y son
estos los que llevarán a la Iglesia, con la ayuda del Espíritu Santo, al
conocimiento de la Verdad en Jesucristo.
Es de estos que el profeta
Daniel dijo: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a
perpetua eternidad” (Dn.12:3).
En Resumen, los escribas fueron
de gran importancia para el pueblo de Israel en la antigüedad, especialmente en
el tiempo de la Restauración (538 a.C) y en el tiempo entre el último profeta
(Malaquías) y el tiempo de Jesucristo, ya que fueron los que recopilaron y
enseñaron las Escritura al pueblo.
La mayoría se contaminaron con
el legalismo y la política de aquellos tiempos (400 a.C. al 4 d.C.), por eso se desviaron y lo que
enseñaban no lo practicaban. Claro, no todos fueron así y como vimos, muchos
creyeron en Cristo y la enseñanza de los Apóstoles.
Pero así como sucedió luego que
los Apóstoles iban desapareciendo, hoy en día ocurre lo mismo, que muchos se
hacen maestros y tergiversan las Escrituras acarreando maldición sobre ellos.
Ahora bien, los que guarden la sana doctrina y la enseñen al pueblo en la
Verdad, serán de gran estima para Dios.
Referencias:
1.-Gran
Enciclopedia RIALP: 1991
2.-Diccionario
Nuevo Testamento W.E. Vine:
3.-Notas de la
Biblia Reina Valera 1995.
Muy buena explicación, muy clara y entendible, gracias por esta publicación me ha servido mucho.
ResponderBorrarGloria a Dios.
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