miércoles, 24 de junio de 2015

Nuestros Gobernantes y el Rey Saúl

Por: DOMINGO RODRIGUEZ / laplumadelescriba

 Mat 20:25-26(RV60): ”Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.  Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor”.

     A través de la historia hemos visto desfilar muchos reyes y presidentes de naciones. Pero observamos algo común de todos  los gobiernos de los hombres: se han enseñoreados y controlados al pueblo que los eligió.
     Desde que Jesús dijo esas palabras proféticas hasta nuestros días han pasado más de dos mil años; sin embargo, cuando analizamos la historia, pareciera que la dijo hoy y en cada época. Son  pocos los reyes y gobernantes de nuestra tierra que han sido justo con los pueblos gobernados. Por esos se han levantados muchos movimientos e ideologías como el comunismo, en repuesta a los abusos de lo que le han tocado dirigir los destinos de una nación.

     Hay dos puntos que debemos señalar: Primero, Jesús dijo que  los gobernantes de las naciones  se enseñorean de ellas y ejercen dominios. Segundo, a veces tenemos gobernantes de acuerdo al sentir del pueblo, como ocurrió con Israel y el rey Saúl.
     Los pueblos hoy en días son más pobres, llenos de violencias, enfermedades, etc. Y cuando nos detenemos a pensar, nos damos cuenta que en el mundo existen las riquezas para que no falte nada en ninguna nación. Pero vemos hombres y naciones más ricos, en extremo, en comparación con otros. Entonces surge la pregunta, por qué  no hemos alcanzado la paz y prosperidad en todos los pueblos? La respuesta se encuentra en la Palabra de Dios.

     En este breve estudio vamos analizar y hacer una analogía entre el Rey Saúl de Israel y los gobernantes de hoy en días en nuestros pueblos. Tomando en cuenta las palabras profética de nuestro Señor Jesucristo. Para saber  por qué las naciones no avanzan y  muchos, o la mayoría, de los gobernantes son injustos y corruptos.

El Rey Saúl: Su Elección.

     Saúl fue el primer rey de Israel (1Sa.9). Era hijo de Cis, de la tribu de Benjamín y llegó a ser rey cuando el pueblo de Israel rechazó a Dios y a Samuel para que los gobernaran. En Oseas 13:11 el Señor, recordando esto, dijo: “Te di rey en mi furor”. La tribu de Benjamín no había recibido  promesas concernientes al trono; por lo tanto,  a diferencia de David, en Saúl no se estaba cumpliendo ninguna profecía. Entonces, ¿por qué fue escogido Saúl como rey?

     1 Samuel 8:4-5 nos relata que todos los ancianos de Israel vinieron al profeta Samuel y le dijeron: Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel, y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones”. Cuando Samuel oró al respecto, Dios le dijo: “No te han desechado a ti sino a Mí, para que no reine sobre ellos”.  Es muy peligroso desear ser como alguien más. Los Israelitas pidieron un rey como las naciones que los rodeaban, pero resulta que esas naciones era paganas y sus reyes perversos.
     Dios le concedió la petición al pueblo, pero antes le dijo al profeta que le advirtiera acerca de las consecuencias (1Sa.8:11-18). Pero ellos no quisieron escuchar a causa de la dureza de sus corazones. Como resultado de pedir un rey como las demás naciones, ellos experimentarían servidumbre y no libertad.

     Las advertencias de Dios fueron muy clara en 1Sa 8:11 -17: “Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro;  y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros… Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos.  Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos.  Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras. Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos”.

     Estos textos parecen sacados de los periódicos de hoy en día, donde vemos a la gente quejarse de los altos impuestos, la corrupción y la vida de lujo que los gobiernos les permiten a sus ministros.  En esto vemos varias cosas con relación al pedido de  un rey por parte del pueblo y la elección de Saúl: Primero, no querían que Dios (Su Moral y Su Palabra) lo siguiera gobernado. Segundo, querían un rey humanista, de acuerdo a los estándares y moral de pueblos paganos y corruptos. Tercero, Dios le concedió lo que pidieron, no sin antes advertirles. Cuarto, el rey elegido fue facultado para cumplir toda la ley de Dios.

La Consecuencia de un Rey como las demás Naciones: Las Desobediencias de Saúl.

     Como dijimos anteriormente, Saúl fue capacitado para cumplir las leyes de Dios y ser un buen gobernante (1Sa.10:9-13). En Su Misericordia y a pesar de que el pueblo lo estaba rechazando, Dios proveyó a Saúl de grandes proezas para que no fallara. Pero la historia nos dice, que cuando nos empecinamos en los deseos de nuestros corazones y pedimos de acuerdo a nuestras perversidades, vamos a fracasar.
     Saúl era un enigma. Su corazón tenía doblez y por eso su conducta era variable. Desobedeció cuatro veces a Dios. Estos incidentes ilustran lo inestable que era Saúl y cómo su comportamiento oscilaba de aquí para allá, como un péndulo.

     Saúl usurpó el ministerio sacerdotal (1Sa.13:8-14). En el momento en que debió estar presente para recibir el reino se escondió. Después, se atribuyó un ministerio que Dios no le había dado.
     Dios le dijo a Saúl que matara a todos los amalecitas (1Sa.15:9), pero no obedeció y dejó vivo al rey y a lo mejor del ganado. Cuando el profeta reprendió a Saúl por no haber obedecido, su reacción fue pedir que Samuel lo honrara ante todo el pueblo. Amaba más lo que pudiera decir el pueblo que a la Voluntad de Dios.
     Israel tuvo un rey que era celoso y posesivo. Además, era un rey humanista, le importaba más el hombre que la Palabra de Dios. Sus desobediencias y locuras acarrearon problemas para Israel y para su propia vida. La forma en que murió así lo confirma (1Sa.31).

Nuestros Gobernantes

     La mayoría de los gobiernos que tenemos en el mundo cumplen el perfil del reinado de Saúl. El pueblo elige atendiendo a los deseos de sus corazones, dándole la espalda a Dios y rechazando Su Palabra. Y como consecuencia, tenemos gobernantes perversos, corruptos e inmorales. Que se enriquecen y enriquecen a sus ministros y servidores. Exactamente como Dios le dijo a Israel que lo trataría Saúl.
     Los mismos que  hoy se quejan de los malos funcionarios, son los mismos que hace un tiempo atrás eligieron sin medir las consecuencias.
     En el caso de mi país, la República Dominicana, hemos tenido gobiernos que han sido cómplices de la corrupción y del despilfarro de nuestra economía. Los funcionarios y congresistas cobran altísimos salarios, mientras el ciudadano promedio se arrastra por extender el bajísimo salario, con el cual debe sostenerse.

     Hace aproximadamente cuatro años, tuvimos un presidente que no ha sabido explicar el destino de casi dos mil millones de pesos y que provocó una Reforma Fiscal al entrar el gobierno actual. Varios funcionarios se enriquecieron y no han podido demostrar el origen de su patrimonio.
     A pesar del gran avance en la economía, fruto de un pueblo trabajador y honrado, las riquezas y recursos no se distribuyeron equitativamente. Los hospitales paupérrimos, las escuelas mediocres, los sueldos públicos promedio de pasa hambre, sin embargo, los vehículos de lujos y los sueldos de los funcionarios a costilla del ciudadano eran y son flagrante.
     Nuestro país produce los recursos para que cada ciudadano viva dignamente, pero la corrupción y la falta de amor de muchos servidores públicos mantienen a la nación en pobreza.
     Tal como Dios le advirtió a Israel, nos cobran altos impuestos donde el salario termina siendo un chiste. Y cuando observamos, van dirigido en su mayoría, a los altos sueldos de los congresistas, funcionarios y partidos políticos.
     A pesar de todo eso, seguimos escuchando a la sociedad civil pidiendo un rey y/o gobernante como las demás naciones que nos rodean. Un gobierno que implante leyes de acuerdo a las naciones desarrolladas. Leyes que respecten los “Derechos Humanos” y la “Tolerancia”, para que entonces seamos un país “justo” como las demás naciones.
     Lo que quieren decirnos es que apoyemos y aceptemos todo acto inmoral y perverso como algo normal. Como el matrimonio entre dos hombre o entre dos mujeres es un derecho, que la educación sexual de niños donde le enseñan hasta masturbarse es normal, que la mujer tiene derecho a abortar cuando quiera, que una adolescente puede tener relación sexual antes de casarse, etc.

     Lo mismo que hizo Israel hoy lo hace la llamada sociedad civil, despreciando a Dios y Su Palabra, por leyes dañinas a nuestra nación y que el gobierno de turno se las apoye y  la promueva. No están midiendo las consecuencias fatales, a pesar de que las iglesias se los advierten y lo denuncian. Si seguimos así y  a pesar de los gobiernos y funcionarios que hemos tenidos, nos pueden enviar un Saúl que haga peor y destruya nuestra nación.

Conclusión
     La Historia nos ha enseñado que lo que dice la Biblia se cumple con toda seguridad.  Un pueblo que quita el oído del corazón de Dios está condenado al fracaso y a tener gobernante que ejercen dominio corrupto sobre ellos.
     La advertencia de Jesús es que entre Su pueblo esto no debe ser así, el mayor debe servir al pequeño. Cuando un gobernante llega al poder debería tener esto presente, que fue puesto por Dios y a Él debe representar, por lo tanto servir con integridad al pueblo.
     El pueblo de Israel no quiso que Dios lo gobernara, sino que pidió un rey de acuerdo a sus deseos. Las consecuencias fueron funestas. Hoy en día esta realidad se repite. Tenemos un pueblo que no quiere escuchar la voz de Dios, sino, que pide nuevas leyes y gobernantes que se las apoye. Leyes perversas que traen maldición a nuestro pueblo.
     Pero también tenemos que el ciudadano elige de acuerdo a sus emociones, de acuerdo a su estómago y no de acuerdo a la Voluntad de Dios, y como consecuencia tenemos gobernantes que no escuchan.
     Pero hay una esperanza; cuando Saúl fracasó, Dios levantó a David quien era conforme a Su corazón (Hch.13:22).

     Que Dios nos ayude a volvernos de nuestros malos caminos!!!

Referencia:
1.-David y Salomón, Dr. Brian J, Bailey, 2007.