Por: DOMINGO RODRIGUEZ / laplumadelescriba
Mat 20:25-26(RV60): ”Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de
ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no
será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro
servidor”.
A través de la historia hemos visto
desfilar muchos reyes y presidentes de naciones. Pero observamos algo común de
todos los gobiernos de los hombres: se
han enseñoreados y controlados al pueblo que los eligió.
Desde que Jesús dijo esas palabras
proféticas hasta nuestros días han pasado más de dos mil años; sin embargo,
cuando analizamos la historia, pareciera que la dijo hoy y en cada época.
Son pocos los reyes y gobernantes de
nuestra tierra que han sido justo con los pueblos gobernados. Por esos se han
levantados muchos movimientos e ideologías como el comunismo, en repuesta a los
abusos de lo que le han tocado dirigir los destinos de una nación.
Hay dos puntos que debemos señalar:
Primero, Jesús dijo que los gobernantes
de las naciones se enseñorean de ellas y
ejercen dominios. Segundo, a veces tenemos gobernantes de acuerdo al sentir del
pueblo, como ocurrió con Israel y el rey Saúl.
Los pueblos hoy en días son más pobres,
llenos de violencias, enfermedades, etc. Y cuando nos detenemos a pensar, nos
damos cuenta que en el mundo existen las riquezas para que no falte nada en
ninguna nación. Pero vemos hombres y naciones más ricos, en extremo, en
comparación con otros. Entonces surge la pregunta, por qué no hemos alcanzado la paz y prosperidad en
todos los pueblos? La respuesta se encuentra en la Palabra de Dios.
En este breve estudio vamos analizar y
hacer una analogía entre el Rey Saúl de Israel y los gobernantes de hoy en días
en nuestros pueblos. Tomando en cuenta las palabras profética de nuestro Señor
Jesucristo. Para saber por qué las
naciones no avanzan y muchos, o la
mayoría, de los gobernantes son injustos y corruptos.
El Rey Saúl: Su Elección.
Saúl fue el primer rey de Israel (1Sa.9).
Era hijo de Cis, de la tribu de Benjamín y llegó a ser rey cuando el pueblo de
Israel rechazó a Dios y a Samuel para que los gobernaran. En Oseas 13:11 el
Señor, recordando esto, dijo: “Te di rey en mi furor”. La tribu de Benjamín no
había recibido promesas concernientes al
trono; por lo tanto, a diferencia de
David, en Saúl no se estaba cumpliendo ninguna profecía. Entonces, ¿por qué fue
escogido Saúl como rey?
1
Samuel 8:4-5 nos relata que todos los ancianos de Israel vinieron al profeta
Samuel y le dijeron: “Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá
para ver a Samuel, y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no
andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue,
como tienen todas las naciones”. Cuando Samuel oró al respecto, Dios le dijo: “No te han desechado a ti
sino a Mí, para que no reine sobre ellos”. Es muy peligroso desear ser como alguien más.
Los Israelitas pidieron un rey como las naciones que los rodeaban, pero resulta
que esas naciones era paganas y sus reyes perversos.
Dios le concedió la petición
al pueblo, pero antes le dijo al profeta que le advirtiera acerca de las
consecuencias (1Sa.8:11-18). Pero ellos no quisieron escuchar a causa de la
dureza de sus corazones. Como resultado de pedir un rey como las demás
naciones, ellos experimentarían servidumbre y no libertad.
Las advertencias de Dios fueron muy clara
en 1Sa 8:11 -17: “Dijo, pues: Así hará el rey que
reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en
su gente de a caballo, para que corran delante de su carro; y nombrará para sí jefes de miles y jefes de
cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y
a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros… Asimismo
tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares,
y los dará a sus siervos. Diezmará
vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos. Tomará vuestros siervos y vuestras siervas,
vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras.
Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos”.
Estos textos parecen sacados de los
periódicos de hoy en día, donde vemos a la gente quejarse de los altos
impuestos, la corrupción y la vida de lujo que los gobiernos les permiten a sus
ministros. En esto vemos varias cosas
con relación al pedido de un rey por
parte del pueblo y la elección de Saúl: Primero, no querían que Dios (Su Moral
y Su Palabra) lo siguiera gobernado. Segundo, querían un rey humanista, de
acuerdo a los estándares y moral de pueblos paganos y corruptos. Tercero, Dios
le concedió lo que pidieron, no sin antes advertirles. Cuarto, el rey elegido
fue facultado para cumplir toda la ley de Dios.
La Consecuencia de un Rey como las demás Naciones:
Las Desobediencias de Saúl.
Como dijimos anteriormente, Saúl fue
capacitado para cumplir las leyes de Dios y ser un buen gobernante (1Sa.10:9-13).
En Su Misericordia y a pesar de que el pueblo lo estaba rechazando, Dios proveyó
a Saúl de grandes proezas para que no fallara. Pero la historia nos dice, que
cuando nos empecinamos en los deseos de nuestros corazones y pedimos de acuerdo
a nuestras perversidades, vamos a fracasar.
Saúl era un enigma. Su corazón tenía
doblez y por eso su conducta era variable. Desobedeció cuatro veces a Dios.
Estos incidentes ilustran lo inestable que era Saúl y cómo su comportamiento
oscilaba de aquí para allá, como un péndulo.
Saúl usurpó el ministerio sacerdotal
(1Sa.13:8-14). En el momento en que debió estar presente para recibir el reino
se escondió. Después, se atribuyó un ministerio que Dios
no le había dado.
Dios le dijo a Saúl que matara a todos los
amalecitas (1Sa.15:9), pero no obedeció y dejó vivo al rey y a lo mejor del
ganado. Cuando el profeta reprendió a Saúl por no haber obedecido, su reacción
fue pedir que Samuel lo honrara ante todo el pueblo. Amaba más lo que pudiera
decir el pueblo que a la Voluntad de Dios.
Israel tuvo un rey que era celoso y
posesivo. Además, era un rey humanista, le importaba más el hombre que la
Palabra de Dios. Sus desobediencias y locuras acarrearon problemas para Israel
y para su propia vida. La forma en que murió así lo confirma (1Sa.31).
Nuestros Gobernantes
La mayoría de los gobiernos que tenemos en
el mundo cumplen el perfil del reinado de Saúl. El pueblo elige atendiendo a
los deseos de sus corazones, dándole la espalda a Dios y rechazando Su Palabra.
Y como consecuencia, tenemos gobernantes perversos, corruptos e inmorales. Que
se enriquecen y enriquecen a sus ministros y servidores. Exactamente como Dios
le dijo a Israel que lo trataría Saúl.
Los mismos que hoy se quejan de los malos funcionarios, son los
mismos que hace un tiempo atrás eligieron sin medir las consecuencias.
En el caso de mi país, la República
Dominicana, hemos tenido gobiernos que han sido cómplices de la corrupción y
del despilfarro de nuestra economía. Los funcionarios y congresistas cobran
altísimos salarios, mientras el ciudadano promedio se arrastra por extender el
bajísimo salario, con el cual debe sostenerse.
Hace aproximadamente cuatro años, tuvimos
un presidente que no ha sabido explicar el destino de casi dos mil millones de
pesos y que provocó una Reforma Fiscal al entrar el gobierno actual. Varios
funcionarios se enriquecieron y no han podido demostrar el origen de su
patrimonio.
A pesar del gran avance en la economía,
fruto de un pueblo trabajador y honrado, las riquezas y recursos no se
distribuyeron equitativamente. Los hospitales paupérrimos, las escuelas
mediocres, los sueldos públicos promedio de pasa hambre, sin embargo, los
vehículos de lujos y los sueldos de los funcionarios a costilla del ciudadano
eran y son flagrante.
Nuestro país produce los recursos para que
cada ciudadano viva dignamente, pero la corrupción y la falta de amor de muchos
servidores públicos mantienen a la nación en pobreza.
Tal como Dios le advirtió a Israel, nos
cobran altos impuestos donde el salario termina siendo un chiste. Y cuando
observamos, van dirigido en su mayoría, a los altos sueldos de los
congresistas, funcionarios y partidos políticos.
A pesar de todo eso, seguimos escuchando a
la sociedad civil pidiendo un rey y/o gobernante como las demás naciones que
nos rodean. Un gobierno que implante leyes de acuerdo a las naciones
desarrolladas. Leyes que respecten los “Derechos Humanos” y la “Tolerancia”,
para que entonces seamos un país “justo” como las demás naciones.
Lo que quieren decirnos es que apoyemos y
aceptemos todo acto inmoral y perverso como algo normal. Como el matrimonio
entre dos hombre o entre dos mujeres es un derecho, que la educación sexual de
niños donde le enseñan hasta masturbarse es normal, que la mujer tiene derecho
a abortar cuando quiera, que una adolescente puede tener relación sexual antes
de casarse, etc.
Lo mismo que hizo Israel hoy lo hace la
llamada sociedad civil, despreciando a Dios y Su Palabra, por leyes dañinas a
nuestra nación y que el gobierno de turno se las apoye y la promueva. No están midiendo las
consecuencias fatales, a pesar de que las iglesias se los advierten y lo
denuncian. Si seguimos así y a pesar de
los gobiernos y funcionarios que hemos tenidos, nos pueden enviar un Saúl que
haga peor y destruya nuestra nación.
Conclusión
La
Historia nos ha enseñado que lo que dice la Biblia se cumple con toda
seguridad. Un pueblo que quita el oído
del corazón de Dios está condenado al fracaso y a tener gobernante que ejercen
dominio corrupto sobre ellos.
La advertencia de Jesús es que entre Su
pueblo esto no debe ser así, el mayor debe servir al pequeño. Cuando un
gobernante llega al poder debería tener esto presente, que fue puesto por Dios
y a Él debe representar, por lo tanto servir con integridad al pueblo.
El pueblo de Israel no quiso que Dios lo
gobernara, sino que pidió un rey de acuerdo a sus deseos. Las consecuencias
fueron funestas. Hoy en día esta realidad se repite. Tenemos un pueblo que no
quiere escuchar la voz de Dios, sino, que pide nuevas leyes y gobernantes que
se las apoye. Leyes perversas que traen maldición a nuestro pueblo.
Pero también tenemos que el ciudadano elige
de acuerdo a sus emociones, de acuerdo a su estómago y no de acuerdo a la
Voluntad de Dios, y como consecuencia tenemos gobernantes que no escuchan.
Pero hay una esperanza; cuando Saúl
fracasó, Dios levantó a David quien era conforme a Su corazón (Hch.13:22).
Que Dios nos ayude a volvernos de nuestros
malos caminos!!!
Referencia:
1.-David y Salomón, Dr. Brian J, Bailey, 2007.
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