Por: Domingo Rodríguez / laplumadelescriba.blogspot.com
Hace
unos días en la recién concluida Feria de Libro Santo Domingo 2015, la
Asociación de Ateos Dominicanos(ATEODOM) publicó un “librito”, si así mismo, un
librito con comillas; donde intentaban “demostrar” que el ateísmo es verdadero y
que Dios no existe, y por lo tanto el cristianismo como las religiones son
falsas. Pude observar dentro del mismo ateísmo y no creyentes que compraron el
libro, una gran decepción y críticas severas, desde faltas de evidencias,
incongruencias, falta de ortografía, datos pocos creíbles, donde algunos hasta
lo llamaron paquito.
El hermano Will Graham de protestantedigital.com publicó hace un tiempo un manifiesto
donde enfatizaba algunas razones de
porqué él no era ateo. Como creyente en un Dios bueno y misericordioso,
me permito publicar ése manifiesto y del cual estoy totalmente de acuerdo.
La
Biblia nos dice en 1Pedro 3:15, que estemos preparados para presentar defensa ante
todo aquel que demande evidencia de nuestra fe. Con mansedumbre y amor, pero defender
(apología) la fe en nuestro Señor Jesucristo. Asi que vamos a disfrutar:
1.- No soy ateo porque nada puede salir de la
nada.
Dado que la ciencia contemporánea reconoce que el universo comenzó a
existir (como bien dice nuestro querido hermano Antonio Cruz), nos resulta
necesario elegir entre una de dos opciones: o todo salió de la nada o todo
salió de algo. ¿Cuál opción parece más probable? ¡La segunda, por supuesto!
¿Cómo puede algo salir de la nada? Nada viene de la nada. Tristemente algunos
ateos actuales tales como el biólogo británico Richard Dawkins y el físico
americano Lawrence Krauss están intentando redefinir el vocablo ‘nada’ para que
signifique ‘algo’. Así vemos que hasta los mismos ateos reconocen lo absurda
que es su cosmovisión.
2.- No soy ateo porque no es posible que la
armonía, orden y perfección del universo pudieran existir sin una mente
inteligente que los diseñara.
A nivel cosmológico, ¿cómo es que
las constantes y las leyes de la naturaleza están tan finamente ajustadas para
que haya vida en este planeta? A nivel antropológico, ¿cómo explicar la
existencia de órganos tan complejos como el ojo, el cerebro o el corazón? ¿Y cómo
si esto fuera poco, qué diremos del ADN? Con razón confesó Isaac Newton
(1643-1727), “A falta de otra prueba, el dedo pulgar por sí solo me
convencería de la existencia de Dios”. Tantas señales de diseño implican la
existencia de un Diseñador.
3.- No soy ateo porque una mera explosión
fortuita no puede explicar cómo la estructura de mi cerebro es capaz de entender
las leyes relativas a la armonía, orden y perfección del universo.
Una de las maravillas más
impresionantes de la disciplina científica consiste en entender que hay seres
en este mundo capaces de descifrar las leyes del universo, es decir, nosotros.
Pero alguna vez te has parado a pensar: ¿por qué existen semejantes seres en el
mundo? ¿Cómo es que las leyes del cosmos corresponden con las matemáticas de
nuestros cerebritos mortales? El matemático norirlandés de la universidad de
Oxford- Dr. John Lennox- lo tiene muy claro: se debe a una Mente divina
detrás de todo.
4.- No soy ateo porque soy
algo más que una máquina-bioquímica-racional. Estoy lleno de amor, deseo y
esperanza. Y además puedo reconocer la belleza cuando la veo.
Uno de los desafíos más grandes para el Nuevo ateísmo del siglo XXI tiene
que ver con explicar la existencia de personalidad en el mundo. Si todo tiene
un comienzo impersonal, ¿de dónde surge lo personal? Te pongo un ejemplo.
Piensa en algo impersonal. Digamos un trozo de madera. Ahora, si duplico ese
trozo de madera perfectamente y ahora tengo dos trozos, ¿el segundo será
personal? ¡Claro que no! Y, ¿qué tal si hago cincuenta duplicaciones? ¿Luego
será uno de ellos personal? ¡De ninguna forma! Y una pregunta más, si hago diez
mil millones de duplicaciones, ¿acaso habrá un trozo personal entre ellos con
sentimientos, inteligencia y voluntad? ¡Qué va! Lo impersonal no puede
engendrar personalidad. Por lo tanto, el ateísmo teórico lo tiene bastante
difícil. La única posible explicación es un Creador personal.
5.- No soy ateo porque tengo una conciencia
moral. Puedo distinguir el bien del mal.
Al decir que creo en el bien y el
mal, no estoy negando que los ateos puedan ser ‘buenas personas’ y tipos
geniales. Pero lo que sí estoy afirmando es que el ateo no tiene ninguna razón
lógica para creer que algo sea inherentemente bueno o malo. Como observó el
autor ruso Dostoievski: “Si Dios está muerto, todo está permitido”.
Puesto que Dios no existe, el ateo se ve obligado a conformarse a los estándares
éticos que le rodean en su contexto socio-biológico. El problema con este tipo
de moralidad surge cuando vives en una sociedad como el Tercer Reich de Hitler
que exige que mates a todos los judíos que encuentres por el camino. En tal
circunstancia, uno se ve obligado a seguir las demandas éticas de tal Estado ya
que no existe una autoridad moral más alta a la cual apelar. Sólo el creyente-
con su robusta fe en Dios- puede decir ‘¡Nein!’ a los nazis y vivir según la
ética del Espíritu.
6.- No soy ateo porque toda
tribu y lengua sobre la faz de la tierra tiene una conciencia religiosa y la
idea de un algo (o un alguien) transcendental.
Desde tiempos prehistóricos, el tema de Dios (los dioses) ha fascinado al
ser humano. Es como si su naturaleza tendiese hacia la adoración religiosa.
Paradójicamente, pues, los escritos de los nuevos ateos están demostrando que
el hombre no es capaz de dejar de pensar en Dios. Me acuerdo de una frase: “Me
aburren estos ateos. Siempre están hablando de Dios”. El siglo XXI no puede
erradicar la idea de Dios. ¿Por qué son las cosas así si somos fruto de la pura
buena suerte? Algo aquí no cuadra. ¿No será que fuimos hechos por Dios para
Dios?
7.- No soy ateo porque de todo corazón creo
que mi vida tiene un propósito y significado.
El ateo más famoso de la segunda
parte del siglo XX- el filósofo inglés Anthony Flew (1923-2010)- renunció a su
ateísmo en el 2004 citando varias razones académicas. Una cosa que no podía
entender como ateo fue la existencia de entidades orientadas hacia fines, a
saber, seres con propósito. Escribió en su obra Dios existe (2007), “La
única explicación satisfactoria del origen de esta vida “orientada hacia
propósitos” […] que vemos en la Tierra es una Mente infinitamente inteligente”.
El azar no posee ningún propósito ni significado. Por consiguiente, no puede
producir seres con propósito. ¡Pero aquí estamos viviendo de acuerdo a
propósitos y fines! El azar no nos podrá haber diseñado así.
8.- No soy ateo porque,
aunque soy imperfecto, tengo la idea de un ser insuperablemente perfecto dentro
de mí. Tal concepto sublime no puede provenir de mi mente finita.
Esta es la idea de Descartes (1596-1650). ¿De dónde surge esta idea de
perfección en mí? ¿Por qué sé que no soy perfecto? En este punto, Descartes
dependía de la filosofía de Anselmo (1033-1109), la cual definió a Dios como
supremamente perfecto. Si algo es perfecto, necesariamente tiene que existir;
porque si no existiera, no sería perfecto. Por lo tanto, Dios existe. Tomás de
Aquino (1224-1274) también habló a favor de la existencia de Dios a partir del
concepto de la perfección razonando que los diferentes grados de perfección que
experimentamos en este mundo dan testimonio de una Perfección absoluta (a
saber, Dios). Son argumentos que el filósofo americano Alvin Plantinga ha
avivado a lo largo de las últimas décadas para demostrar la existencia de Dios.
9.- No soy ateo porque los
frutos del ateísmo práctico son -en su mayoría- feos, malvados y claramente
pervertidos. Y mucho del ateísmo intelectual no es más que un ejercicio de
insolubles contradicciones.
Ya ha quedado claro que el ateísmo deja muchas preguntas complejas sin
contestar. Pero más allá del debate académico y teórico, hay que reconocer que
el fruto del ateísmo está totalmente podrido a nivel práctico. Es imposible
hacer clic en una página web o en una cuenta de Facebook abiertamente atea sin
encontrarte con groserías, imágenes repulsivas y comentarios feos. En el
segundo siglo, Justino Mártir argumentó a favor de la existencia de Dios gracias
a las vidas cambiadas y transformadas de los creyentes que había conocido. Y
creo que podríamos emplear el mismo argumento hoy día en contra del ateísmo. De
forma irónica, las vidas, acciones e insultos de la banda atea son tal vez el
mejor anuncio para la fe en Dios. ¿Quién tendría ganas de vivir como ellos? ¡Yo
no! El odio que percibo en muchos de ellos es el mismo odio que llevó a los
ateos Mao (China), a Pol Pot (Camboya) y a Stalin (Unión Soviética) a asesinar
a millones de creyentes en el nombre del ateísmo el siglo pasado. Me quedo con el amor. Me quedo
con la esperanza. Me quedo con mi Cristo. El ateísmo no me interesa para nada.
10.- No soy ateo porque el Espíritu Santo mora
en mi interior. Sé que Dios está vivo. Acabo de hablar con Él hace sólo cinco
minutos. Y tanto yo como millones en el mundo no tenemos problemas mentales psicológicos.
Punto diez, sin comentarios.
¡Excelente mi hermano!
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