Por: Domingo
Rodríguez / laplumadelescriba
En la primera parte de este ensayo
hablamos del origen del dolor y el mal y las preguntas que se plantea la
humanidad. Dijimos que el mal entró a la Tierra por la causa del pecado y que
desde entonces el mundo se ha convertido en un lugar abominable ante Dios.
Respondimos algunas preguntas entre ellas
el que si Dios es Omnipotente porqué no acaba con el mal, establecimos que Dios no
actúa en despropósito o fuera de Su Naturaleza y Voluntad.
Hoy vamos analizar otras preguntas que se
dan al tema del dolor y el mal, esperamos con la ayuda de Dios, responder a los
que dudan del Amor y la Bondad de Dios y a los que no entienden el propósito de
todo esto.
Cómo se puede encajar la Bondad de Dios con el mal
existente en la Tierra?
1 Jn. 4: 8: “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios
es amor”.
Hebreos
12:29: “porque nuestro Dios es
fuego consumidor”.
“El amor puede transigir, puede perdonar. Pero no se puede hermanar con un
objeto
repulsivo. Nunca se podría armonizar, pues, con tus pecados ya que el
pecado como
tal no es susceptible de ser modificado. En cambio, se podría concertar con las
personas, pues el ser personal sí puede ser renovado”. Thaherne.
El tema de la Bondad de Dios y el dolor supone un dilema. Ahora bien, si
Dios nos excede en sabiduría, sus juicios sobre muchas cosas-pero especialmente
sobre el bien y el mal-debería diferir de los nuestros. Lo que a nosotros nos
parece bueno, puede no serlo a los ojos de Dios, y acaso no sea malo lo que
nosotros estimamos como tal.
En cuanto a la moral, lo que es bueno para nosotros desde el
punto de vista que damos a esa palabra, necesariamente no lo sería para Dios.
Si Dios no es “bueno” en el sentido que le damos a esa
palabra, le obedeceremos solo por miedo. De ser esa la causa, obedeceríamos con
semejante diligencia a un demonio omnipotente.
La idea de bondad de Dios es diferente, sin lugar a duda, a la nuestra. Nuestra moral
podría destruirse cuando nos acercamos a Dios, o esta puede ser mejorada. Todos
obedecemos una Ley Moral y esta Ley nos dice que no la cumplimos.
Por bondad de Dios entendemos el amor divino. Deseo de ver
felices a los demás de que sean completamente dichosos. Lo realmente
satisfactorio para nosotros sería un Dios que dijera de todo cuanto nos gustara
hacer: “qué importa lo que haga”.
En realidad lo que buscamos con esto no es tener un Padre en
el Cielo, sino un abuelo que nos apoye en todo. Alguien que nos diga al final
del día “que bien si lo pasaste bien”.
Este es el tipo de mundo que muchos querrían y por eso
tantos movimientos “pro-derechos humanos y tolerancia”.
Siendo así nuestro concepto de Amor y Bondad, deben ser
revisados. Si pretendemos vivir abusando del libre albedrío y de todo modo
reclamamos bondad, estamos en un grave error y eso se evidencia en las
corrientes del mundo.
Queremos ser felices y amados, pero que no se nos toque en
lo absoluto, mientras nos deshacemos y deshacemos el mundo con maldad y pecado.
Eso sencillamente no puede ser bondad y amor.
Las Escrituras nos dicen que los hijos son castigados. Solo
a quien no amamos de verdad les exigimos felicidad a todas costa.
Si Dios es amor,
entonces es, por definición, algo
más que mera condescendencia. El Amor de Dios por sus criaturas conlleva formal
a ese ser para ser amado. Conlleva moldearlo como el alfarero al barro.
Por lo tanto, la Bondad y Amor de Dios es infinita para con
el hombre, pero es necesario formal a esa criatura caída y mala en un ser
amable y deseable.
Siendo un padre bueno, nos corrige y nos forma.
Concluyo, que la Bondad de Dios no conlleva a ser permisivo
al pecado. Que nuestra definición de Amor y Bondad puede estar errada. Que el
amor, el verdadero Amor, prefiere procesar y formal al objeto que ama para que
sea digno de ese amor.
Dado que el hombre no busca a Dios y que cuando está bien se
aleja, entonces, la única forma de Dios mostrarle Su Amor es permitiendo el
sufrimiento para que éste siempre encuentre el camino de retorno.
No hay forma de transformar al hombre al menos que no sea
por medio del dolor, porque a través del mismo el hombre se da cuenta que algo
no anda bien.
Tiene sentido el dolor y el sufrimiento? Cuál es el
propósito?
1Pe 1:6: En lo cual vosotros os alegráis,
aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos
en diversas pruebas.
Efe 4:13: Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe
y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo.
“La principal razón de la
creación no fue que el hombre pudiera amar a Dios, sino que Dios pudiera amar
al hombre, que pudiéramos convertirnos en el objeto en los que el Amor Divino
pudiera complacerse” CS Lewis, El
Problema del Dolor.
Pedir
que Dios se contente con nosotros tal y como somos significa pedir que Dios
deje de ser Dios.
Como
Dios nos ama previamente, tiene que trabajar para hacer de nosotros seres
dignos de ser amados.
Cuando
nos hagamos seres a los que El pueda amar sin obstáculos, entonces seremos
realmente felices. El dolor y el sufrimiento, como vimos, fueron ocasionados
por el pecado del hombre.
La
única forma de encontrar sentido al dolor es reconociendo que somos seres
caídos y que vivimos en un mundo caído. A veces podemos hallarnos contrariados
como Job, pero podemos encaminarnos cuando conocemos a Dios.
Ese
es el punto, si conocemos a Dios podemos amarle, y si le amamos no le
atribuiremos despropósito. Solo le podemos encontrar sentido al dolor cuando
conocemos a Dios y Su Palabra. Atreves de ella sabremos que Su Propósito es
transformarnos en un objeto deseable, pero que en las condiciones en las que
nos encontramos se hace difícil.
El
hombre se ha convertido en un ser despreciable y para convertirlo en la imagen
del Hijo, se hace necesario un trabajo
en su alma que ocasiona dolor, y hasta
rechazo por parte de nuestra alma a Dios.
El
sentido del dolor se encuentra en: Que somos seres pecadores y con una
naturaleza de maldad; Que Dios es amor y bondad, pero que ese amor no es
necesariamente permisivo; y en conocer Su Palabra y tener una relación íntima
con El.
El
propósito del dolor es formal el carácter de los hijos en medio de pecado y la
maldad. Y en sentido general darle al hombre un punto de retorno, que no lo
puede hacer la abundancia y el bienestar.
“El amor puede causar dolor al objeto amado
única y exclusivamente si éste ha de sufrir algún cambio para convertirse en un
ser digno de ser amado”. Cs Lewis, El problema del Dolor.
Cuándo acabará el dolor y la maldad?
Apo 21:4-5: Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y
ya no habrá muerte,(F) ni habrá más
llanto, ni clamor, ni dolor;(G)
porque las primeras cosas pasaron.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo
hago nuevas todas las cosas.
Y me dijo: Escribe;
porque estas palabras son fieles y verdaderas.
“En realidad Dios vio la crucifixión en el instante en que creó la primera
nebulosa”. Cs Lewis, El Problema del
Dolor.
La Biblia nos dice que Jesucristo ya estaba destinado para
morir por el hombre antes de la fundación del mundo (Ap.13:8).
Dios en Su Presciencia y Bondad, supo que el hombre
fallaría, no obstante a eso decidió crearlo para amarlo y dispuso una salida
para la caída. Todo lo que ha pasado, Dios ya lo sabía, de hecho en el huerto estableció que vendría
uno que heriría a la serpiente en la cabeza (Gn.3:15).
Yo entiendo que el dolor como maldición o juicio acaba en
aquellos que aceptan a Jesucristo y tienen una nueva vida. Una vez aceptamos al
Señor, el Espíritu Santo entra a nosotros y nos da una nueva vida; creando en
nosotros la semejanza de Dios en nuestro ser. En ese momento empieza una obra
redentora y restauradora en nuestras almas, que nos llevará a ser completo en
Cristo.
Si ya tenemos el Espíritu Santo, empezamos a dar el Fruto
del Espíritu, que es Amor, gozo, paz, paciencia, etc.(Gálatas 5:22-23). Entonces el dolor adquiere sentido para nuestra vida,
lleno de gozo y paz sabemos que se trata de un propósito para nuestra vida en
cualquier situación que enfrentemos.
Ya no estamos bajo maldición y a medida que crecemos, vamos
mostrando la imagen de Cristo en nosotros y las personas lo pueden ver. Como
una vez aceptamos a Cristo, nacemos de nuevo y somos hechos hijos de Dios (Jn.
1:12). La maldición y el juicio no son para los hijos. Ahora bien, sí seremos
procesados para formal nuestros carácter. Además, como vivimos en el mundo,
pero no somos del mundo, en cierto sentido nos puede afectar lo que ocurre en
el mundo.
Los que no conocen de Dios no pueden disfrutar de esta
dicha, pues ellos continúan en maldición, y por lo tanto le van a venir
desgracia y sufrimientos (Prov. 3:33; 11:8).
Como vimos, el dolor como maldición termina en el hombre
cuando aceptamos a Jesucristo y vivimos para El. No así con el impío e
inconversos.
Ahora bien, cuando terminará todo mal en la Tierra? Esto
ocurrirá en tres etapas:
1.-Durante los Mil Años
de Cristo (Ap.20:1). Este será un tiempo de gozo, conocimiento de Dios y gran
prosperidad en la Tierra. Satanás y sus demonios estarán encadenados.
2.-Luego de los Mil
años, volverá el mal a la Tierra, pues Satanás y sus demonios serán soltados
para probar aquella generación, claro los justos no estarán.
3.-Al final Satanás y
los demonios y la muerte son echados en el Lago de Fuego; Dios destruye la
Tierra y crea una nueva Tierra y un nuevo Cielo (Ap. 21). De ahí en adelante no
habrá jamás dolor y sufrimiento, porque el mal y el pecado no existirán.
Resumen y Exhortación.
1. El dolor y el sufrimiento siempre han existido, desde la caída, y no es un descubrimiento de
la Ciencia. El cristianismo tiene respuesta a la Verdad de este asunto.
2. El mal y el dolor vino por la desobediencia del hombre.
3. Aunque Dios es Omnipotente, El no actúa en contradicción o que esté fuera
de Su Voluntad o propósito.
4. La Bondad de Dios no implica permisividad al pecado. Si nos ama, como El
ama, nos va transformar para ser un objeto amado.
5. El principal sentido del dolor es conocer a Dios y amarlo. Con esto no le
atribuiremos despropósito. Dios está formando nuestro carácter en Cristo.
6. Las enfermedades y las calamidades son consecuencia del pecado. Adán
entregó su autoridad a las tinieblas y ahora la naturaleza y la creación están
bajo esas potestades.
7. El sufrimiento y el dolor como maldición,
acaban en la vida del creyente cuando éste acepta a Cristo. En sentido
general, acabará cuando Dios arroje a
los malos al Lago de Fuego y cree un nuevo Cielo y una nueva Tierra.
La Exhortación es: Conocer a Dios para conocer Sus propósitos.
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